La fuerza por sí sola nunca es suficiente. Demasiados hombres trabajan duro, entrenan, se esfuerzan cada día… y aun así siguen siendo invisibles. Porque la atracción no se trata solo de músculos, sino de aura, confianza y esa energía misteriosa que hace que todos giren la cabeza cuando entras en una habitación.
Durante mucho tiempo, los hombres buscaban cómo lograrlo… hasta que encontramos la solución.